¿Progreso para qué?

Una mirada crítica a la tecnología, el capitalismo y la dignidad olvidada

Nos han convencido de que el futuro es lo más importante.
Nos han hecho creer que el avance tecnológico es la medida del valor humano.
Que si conquistamos Marte, si desarrollamos inteligencias artificiales superpoderosas, si conseguimos vivir 120 años, entonces hemos triunfado como especie.

Progreso humano

Progreso humano

Pero, ¿de qué sirve todo eso si al final vivimos atrapados en un sistema que nos exprime?
¿De qué sirve la tecnología más avanzada si no podemos pagar la terapia que necesitamos, ni ver a nuestros seres queridos sin mirar el móvil cada diez segundos?
¿De qué sirve curar enfermedades si enfermar sigue siendo un privilegio que no todos pueden costear?

Vivimos en un mundo que ha confundido el avance con la evasión.
Huimos hacia adelante.
Más rápido, más alto, más lejos… pero cada vez menos presentes, menos conectados, menos humanos.

El modelo capitalista tipo estadounidense —tan venerado por muchos— es eficaz para generar riqueza, pero lo hace a costa de muchas cosas: salud mental, cohesión social, relaciones humanas y sentido de comunidad.
Nos convierte en engranajes, en competidores, en clientes.
Todo se mide. Todo se factura. Hasta el sufrimiento.

En cambio, la socialdemocracia —tan imperfecta como humana— propone otra cosa.
No niega el mercado, pero lo subordina a la vida.
No idolatra al individuo que “triunfa”, sino que protege al que cae.
No exige rendimiento como condición para la dignidad.
Porque la dignidad no se negocia. Se garantiza.

Y no hablo desde la teoría. Hablo desde la piel. Desde lo vivido. Desde la experiencia terapéutica y humana.
He visto demasiadas personas rotas por dentro, no porque les falte tecnología o productividad, sino porque les falta tiempo, escucha, vínculo, sentido.
He acompañado procesos en los que lo esencial no era resolver nada, sino volver a habitarse, volver a sentirse.

¿Qué sentido tiene una inteligencia artificial capaz de simular empatía, si en casa no sabemos mirarnos a los ojos?
¿Qué importa la ciencia que alarga la vida, si no sabemos qué hacer con el tiempo que ya tenemos?

No es una crítica al progreso. Es un llamado a recordarlo, para qué.
No queremos retroceder. Queremos avanzar sin perder el alma.

Porque si el futuro no incluye descanso, salud, educación, comunidad y belleza,
si no incluye tiempo para amar y espacio para respirar,
entonces no es un futuro. Es solo un decorado nuevo para la misma insatisfacción.

Necesitamos una revolución silenciosa, no en los laboratorios ni en las bolsas de valores,
sino en la forma de mirarnos, de organizarnos, de vivirnos.

Tal vez lo que el mundo necesita no es otro algoritmo.
Tal vez lo que necesita es algo mucho más simple, pero infinitamente más valioso:
volver al ser.
Volver a ese lugar interno, vasto y silencioso, donde la vida no se mide en logros, sino en presencia.

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leedecaires

Constelador Familiar y Sistémico. Pareja, Familia, Salud Sistémica. Sesiones individuales y grupales tanto presenciales como online. Terapeuta de La Nueva Terapia LNT®. Facilitador Teatro Terapéutico. Consultor Sistémico de Empresas Familiares y Autónomos. Trabajo de investigación: Técnicas Sistémicas aplicadas a las Artes Escénicas y a la Escritura Creativa de Ficción: Teatro, Cine, Televisión, Novelas, Cuentos, Guiones de Cine y Televisión, Libretos de Teatro y de Ópera, Danza, Música, Canto.